La inflación se encuentra entre las mayores preocupaciones a las que se enfrentan muchos consumidores en la actualidad. Más del 90% de los estadounidenses expresaron que la inflación es el mayor problema que aflige al país, esto de acuerdo a una encuesta realizada por el Pew Research Center. Dado que los precios de los bienes de consumo siguen en aumento, a las personas les resulta más difícil cubrir sus gastos mensuales y separar algo de dinero para sus ahorros.
La crisis inflacionaria actual tiene raíces profundas que no desaparecerán de la noche a la mañana. Sin embargo, algunas herramientas y técnicas disponibles para los consumidores financieros pueden ayudarlos a superar los efectos de la inflación y mantenerse a flote.
Si bien los economistas pueden tener diferentes opiniones respecto a si se avizora una recesión para 2023, creo que todos estarían de acuerdo con el dicho de que ‘un centavo ahorrado es un centavo ganado’. Contar con un fondo para las épocas tormentosas puede disminuir los efectos de una recesión, si una llegara a asomarse por el horizonte. Ahora, más que nunca, es momento de evaluar nuestras finanzas para prepararnos para cualquier tormenta económica por venir”.
— Anthony Hua, SVP, Director of Retail Banking, Northwest Region
Fundamentalmente, la inflación ocurre cuando la demanda por los bienes supera a la oferta de estos, lo cual lleva a los negocios a subir sus precios, y esto, en última instancia, pone presión financiera sobre los consumidores.
La Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. anunció en noviembre de 2022 que el Índice de Precios al Consumidor había aumentado 7,7% en los últimos 12 meses. Existen varias fuerzas macroeconómicas, tanto del lado de la demanda como de la oferta, que están impulsando la crisis inflacionaria actual. Estas incluyen:
Algunas respuestas para enfrentar la pandemia de COVID-19 causaron un incremento sustancial en la demanda de bienes de consumo que los proveedores no estaban listos para satisfacer.
Estímulos económicos
Las pérdidas de empleos y los cierres de los comercios caracterizaron a los primeros meses de la pandemia y llevaron a los funcionarios gubernamentales estadounidenses a aumentar el gasto público para inyectar capital a la declinante economía en forma de sucesivos paquetes de estímulo económico.
Sin embargo, estos funcionarios no apoyaron a los proveedores con la misma fuerza y crearon una demanda por los bienes artificialmente inflada que llevó al recalentamiento de la economía y a aumentos en los precios.
Rebote pospandemia
Los gobiernos locales, estatales y nacionales de todo el mundo instauraron confinamientos, cierres de comercios y mandatos de quedarse en casa para combatir la propagación deCOVID-19, lo cual llevó a una caída significativa (aunque temporal) en la demanda de diversos bienes de consumo.
A medida que la pandemia retrocedió y los gobiernos relajaron sus restricciones, los consumidores respondieron con un incremento significativo en su gasto. Esto se sintió especialmente en el mercado inmobiliario y en el turismo, donde los consumidores procedieron con vacaciones y adquisiciones de vivienda que se habían pospuesto durante los peores meses de la crisis de salud pública.
Las restricciones comerciales relacionadas con la pandemia combinadas con los eventos internacionales limitaron la capacidad de los proveedores para satisfacer la creciente demanda y equilibrar los precios para el consumidor.
Desafíos en la cadena de suministros
La pandemia enfatizó la interconexión de nuestro mundo, ya que los efectos de problemas locales y regionales en un área, en muchos casos, se sintieron alrededor del mundo. Los cierres de empresas en naciones manufactureras como China y Vietnam afectaron a la producción, lo que llevó a una grave escasez de piezas y materias primas en gran parte del mundo desarrollado. Debido a que las empresas occidentales tenían dificultades para adquirir esas materias primas, los precios subieron.
Eventos internacionales
Los eventos internacionales también tuvieron su influencia. En particular, la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 dio lugar a fuertes sanciones contra uno de los principales exportadores mundiales de petróleo. Los efectos derivados de esas sanciones no solo hicieron que aumentarán los precios del gas para el consumidor, sino que también causaron que fuera más costoso para las empresas transportar los bienes por distancias largas, lo que generó aumento en los precios.
La inflación puede tener serios efectos socioeconómicos a corto y largo plazo.
La inflación puede ser una historia de quienes tienen y quienes no. Si usted es acaudalado y posee estas cosas que aumentan de precio con la inflación, puede estar relativamente a salvo de los efectos de un dólar de menor valor. Suponga que está en el otro extremo del espectro económico. En ese caso, los precios en alza a menudo van por delante de los salarios, aunque estos aumenten, o de las tasas de interés de los ahorros, lo que causa que su estatus económico baje aún más. Sin embargo, a largo plazo, la inflación, especialmente la inflación rápida y alta, puede causar una pérdida de fe en la moneda, lo cual nos afecta a todos en la economía”.
— Jim Haney, EVP, Chief Lending Officer
El efecto inmediato de la inflación alta es que se reduce el poder adquisitivo del consumidor. A medida que aumentan los precios de los bienes de consumo, las personas deben dedicar una mayor parte de sus ingresos a la compra de productos de primera necesidad (como alimentos y energía), lo cual los lleva a reducir sus gastos discrecionales (como viajes y entretenimiento).
Además, la típica respuesta oficial a la inflación es subir las tasas de interés para disminuir la demanda del consumidor y aliviar a los proveedores. Esto hace que sea más caro para los consumidores financiar las compras grandes como de viviendas, automóviles o el pago de la educación. Las tasas de interés en aumento también afectan a las empresas debido a que es más costoso tomar préstamos de capital, lo que puede aminorar la marcha del crecimiento o la expansión. Los efectos deseados de la subida de las tasas de interés incluyen ralentizar las actividades económicas y reducir la inflación.
Los economistas han observado una relación inversamente proporcional entre el desempleo y los niveles moderados de inflación, un fenómeno conocido como la “Curva Phillips”, una teoría que defiende que “el aumento en los precios de los bienes de consumo es generalmente buena para las empresas, incluso si inicialmente son incapaces de satisfacer la demanda”.
Sin embargo, este efecto tiende a ser temporal. Lleva tiempo que los consumidores cambien sus hábitos en torno a los gastos como respuesta ante la inflación, pero debido a que los precios altos siguen poniendo presión sobre las familias y los individuos ya cortos de dinero, estos dejan de realizar ciertas compras. Este cambio de comportamiento suele afectar a las empresas que, eventualmente, responden a una baja en la demanda despidiendo a algunos de sus empleados.
La inflación tiende a ser más severa para las familias y personas de ingresos medios y bajos, lo cual puede empeorar la desigualdad económica y exacerbar los problemas sociales por consecuencia de esto.
Las personas con ingresos más altos suelen contar con los recursos financieros y la flexibilidad necesarios para soportar una crisis, esto según la Brookings Institution, un laboratorio de ideas sobre políticas públicas. No solo está el hecho de que, usualmente, tienen ingresos más estables y confiables, sino que también cuentan con más activos que pueden usar como garantía y aprovecharlos para equilibrar la presión financiera.
El resultado es que las personas de ingresos más altos pueden mantenerse a flote desde el punto de vista financiero cuando la inflación aumenta, mientras que los consumidores de ingresos medios y bajos se ven desproporcionadamente expuestos a la inseguridad financiera y a las pérdidas. Esto puede causar incluso daños a largo plazo en su estatus socioeconómico.
La Oficina Nacional de Investigación Económica de EE. UU. define una recesión como “una caída significativa en la actividad económica que se propaga por toda la economía y dura más de unos pocos meses”. Además de períodos sucesivos con caída del producto interno bruto (PIB) (o de la tasa de crecimiento económico estándar, una señal de recesión que suele citarse), los economistas también consideran indicadores como el desempleo, el gasto del consumidor y los cambios en los ingresos a la hora de determinar la aplicabilidad del término “recesión” a una desaceleración económica.
La inflación no necesariamente desemboca en una recesión, pero es una de las señales de que una recesión está en el horizonte. Luego de un período prolongado de altos precios para el consumidor, combinado con el mayor costo de la obtención de capital de parte de instituciones de préstamo, las personas tienden a reducir sus gastos y enfocarse más en encontrar oportunidades para ahorrar costos.
La resultante caída en la demanda obliga a las empresas a reducir sus operaciones, lo que lleva a la restricción del crecimiento económico que puede causar que suba el desempleo; esto, eventualmente, genera mayores presiones financieras sobre los consumidores, especialmente aquellos que pierden sus empleos.
Junto con la proliferación de las noticias sobre el cierre de empresas y la pérdida de empleos, llega la ansiedad económica que trae consigo mayores caídas en la demanda y una actividad económica aún más reducida.
Los economistas no se ponen de acuerdo respecto a si la crisis inflacionaria actual llevará a una recesión. Según una encuesta de la Asociación Nacional de Economía Empresarial de EE. UU., un poco más de la mitad de los economistas creen que los Estados Unidos tiene más probabilidades que nunca de entrar en una recesión en los próximos 12 meses.
Aún quedan medidas que los funcionarios pueden adoptar para prevenir una recesión. El Banco de la Reserva Federal, por ejemplo, está implementando una política monetaria agresiva que consiste en subir las tasas de interés esperando lograr un “aterrizaje suave” para así evitar una crisis económica completa.
La inflación y los rumores de recesión pueden ser intimidantes para los consumidores. A continuación le presentamos algunas medidas que puede tomar para mantenerse un paso adelante de la inflación.
Ponga su dinero en una cuenta de ahorros de alto rendimiento: Una tasa de interés alta es mala para quienes gastan, pero buena para quienes ahorran. Considere abrir una cuenta de ahorros de alto rendimiento para aprovechar las tasas de interés más altas. Estas cuentas pueden ganar significativamente más que las cuentas de ahorro estándar, con beneficios que tienden a aumentar en entornos de tasas altas
Pague sus deudas: Efectuar tantos pagos de deuda como le sea posible puede ayudarlo a evitar los peores efectos de la inflación. Ciertos instrumentos de deuda, como las tarjetas de crédito, tienen tasas de interés variables, lo que significa que el monto que usted paga por concepto de intereses puede aumentar ante la presencia de la tasa de interés más alta. Pagar esas deudas puede ayudarlo a evitar pagos de intereses costosos más adelante.
Mantenga un presupuesto mensual: El aumento de los precios de los bienes de consumo hace que sea difícil cubrir sus gastos mensuales, especialmente para productos de primera necesidad como los alimentos y la energía. Evalúe sus gastos mensuales y haga ajustes con base en su flujo de caja esperado a fin de evitar verse abrumado por el aumento en los costos.
El costo de la vida sigue siendo alto, pero la tasa de inflación parece haber alcanzado su pico máximo. Si la tasa de inflación sigue mucho más alta que el objetivo de 2 % de la Reserva Federal, queda mucho camino por recorrer. Si bien se mantiene el aumento en los precios de bienes y servicios, la parte más dolorosa para los consumidores es que no sabemos exactamente cuánto durará esto ni cómo debemos reaccionar desde el punto de vista financiero. Muchos clientes han puesto su dinero en cuentas de alto rendimiento de los mercados monetarios y certificados de depósito”.
— Jack Sun, SVP, Director of Retail Banking, Southwest Region
Independientemente de si la crisis inflacionaria actual llevará a una recesión o no, el aumento en los precios seguirá afectando de forma negativa a los consumidores financieros en el futuro próximo. Los problemas persistentes con la cadena de suministros, el aumento de las tasas de interés y los eventos internacionales disruptivos probablemente limitarán la capacidad de los proveedores para satisfacer la alta demanda de los consumidores y mantendrán los precios elevados.
Por suerte, hay medidas financieras proactivas que los consumidores financieros pueden tomar para mantenerse por delante de estos desafíos y a flote desde el punto de vista financiero a pesar del alto costo de la vida. Además de la planificación y las medidas presupuestarias que mencionamos antes, Cathay Bank ofrece una variedad de productos y servicios que usted puede aprovechar para sortear esta incertidumbre económica con aplomo y éxito. Contáctenos para obtener más información.
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